Como co-presidenta de la asamblea para banda ancha rural, continuaré trabajando para pasar leyes que conecten a los nuevos mexicanos con internet y con uno al otro. La conexión a la banda ancha es parte de la infraestructura básica. Es tan necesario expandir el acceso a internet hoy como algún día lo fue la electricidad. Las conexiones al internet pueden ayudar a los médicos a realizar consultas con sus pacientes, ampliar el acceso a la educación y abrir oportunidades de trabajo.
Por eso voté a favor del Plan de Rescate Estadounidense durante la pandemia.
El plan aportó $7.1 mil millones de dólares para reembolsar a las escuelas y bibliotecas – las cuales son puntos centrales de conectividad en muchas comunidades – por la compra de equipos para hotspots, servicios de internet y computadoras en nombre de los estudiantes y usuarios, que son esenciales para las tareas y el aprendizaje híbrido y remoto. También voté a favor de la Ley de Infraestructura Bipartidista, la mayor inversión en banda ancha en la historia de nuestra nación.
La Ley de Infraestructura Bipartidista incluyó $65 mil millones para que todos los estadounidenses tengan acceso a una conexión de banda ancha confiable, especialmente las familias rurales y de bajos ingresos. Estos fondos ayudaron a más de 184.000 hogares a dar su pago mensual de internet a través del Programa de Conectividad Asequible. Además, la ley asignó $675 millones a Nuevo México con el Programa de Equidad en el Acceso e Implementación de la Banda Ancha (BEAD) para ayudar a todo el estado a obtener cobertura de internet de alta velocidad y miles de millones de dólares más para mejorar la conectividad de banda ancha en áreas tribales y rurales.
